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15/12/11

Teníamos que morir para que nos vieran…

Teníamos que morir para que nos vieran…Gatos Pardos


Gatos Pardos
Hercilia Castro
Teníamos que morir para que nos vieran…
Escribo de lo que conozco, historias antiguas que me toca hilar, que me toca repetir y vivir como si nunca se fueran, escribo de donde vengo, pero nunca sé a dónde decidirá el destino y la historia el lugar que mañana pisaré.
Escribo de donde vengo, donde pertenezco, donde he estado.
Provengo de una familia donde los hijos fueron perseguidos en época del gobernador Priista Rubén Figueroa Figueroa, de una madre que vio desaparecer a sus estudiantes durante la guerra sucia de los 50, 60,70, de un hermano que vio niñas y mujeres violadas en Atoyac, en tiempos de Lucio Cabañas, de un hermano hijo de un maestro adepto a la cuadrilla guerrillera...
De historias de terror, historias de guerrilleros y profesores disidentes.
De caminos  con retenes de guachos donde nos bajaban para revisar nuestras bolsas y maletas mientras mi madre le decía al soldado-¿Si sabes que en la constitución dice que todo mexicano puede transitar libre por todo el territorio nacional?- Pero el guacho no respondía, como estatua de hierro, inexpresivo.
Y todos los caminos de la infancia siempre con los guachos ahí, y aún ahora que soy gato viajero y solitario, los guachos, siguen ahí.
Vengo de comunidades polvosas, las recorro, veo la miseria y la muerte a falta de medicamentos, escucho cómo la misma gente humillada y enajenada criminaliza los movimientos sociales.
Traigo las heridas abiertas a mis 33 años, como si no hubieran pasado los 70- la época e inicio de una eterna guerra sucia contra Guerrero-el dolor hecho una crónica.
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Pero no hablaré más de el ello, aquello, allá y el fue, escribo hoy por la lucha de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, por la sangre de sus estudiantes no solo del pasado  12 de diciembre en que alrededor del mediodía, y donde murieron Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús, ambos normalistas de menos de 23 años de edad, escribo por su historia.
He leído los comentarios en las redes sociales, he escuchado los comentarios de madres de familia y extraños acusando a los “ayotzinapos” (palabra despectiva como decir neeger) de que no eran ni normalistas, sino sicarios, vándalos, estaban armados, revoltosos.
He visto titulares en panfletos regionales y medios nacionales  arrastrados que fueron los estudiantes los agresores, que ni fueron estudiantes, el mismo Alberto López Rosas hasta el día lunes que duró como Procurador de Justicia, declaró ante la prensa que los chicos llevaron una AK-47.
“Eran maleantes”, “bajaron a mi familia y amigo del auto”, “esos pedían cuotas”, “tú qué sabes, no era la primera vez que tomaban la caseta”, “son vándalos”, dicen.
Y hasta el mismo Morlett de los dichosos “Diálogos por la Paz” a quién le mataron a una hija pide imparcialidad, señor Morlett, su hija pudo asistir a la UNAM, el 90 por ciento de los chavos en Guerrero no pueden acceder a una universidad  fuera de la entidad como su  hija, o simplemente desertan, o se dedican a vender droga.
No hay muchas opciones educativas para los jóvenes en el país, mucho menos en una entidad saqueada, robada, humillada, capada, violada, donde cada quién busca sobrevivir, gana el instinto de supervivencia no así el humanismo o la solidaridad.
Tomaron la radio los ayotzinapos, entraron con palos al congreso, traían bombas molotov, son agresivos, ya les cumplieron sus demandas, ¿qué más quieren?. Cierto.
¿Pero por qué se volvieron así los estudiantes de la normal de Ayotzinapa?
Para empezar, la normal Isidro Burgos con 83 años de edad, fue de las 32 escuelas rurales  creadas bajo el cardenismo, ahora solo sobreviven menos de 16 en el país, entre ellas Ayotzinapa, donde estudiaron Lucio Cabañas Barrientos, Genaro Vázquez, Othon Salazar- antes de ser guerrilleros y luchadores sociales fueron profesores, maestros de pueblos-.
Sin embargo, la estampida de golpes a Ayotzinapa viene desde Figueroa padre, quien fue primero diputado federal, luego senador y después gobernador del estado de 1975 a 1982, y que quería imponer las escuelas privadas- Sí, desde hace muchos años existe la intención de la privatización educativa- la historia de la dinastía figueroista no es agradable con los guerrerenses.
Persiguió bajo pretexto y como parte de la llamada guerra sucia a todo aquel que no pensaba como él, no solo a Lucio, sino también estudiantes de lo que fue la llamada Universidad Pueblo, ahora Universidad Autónoma de Guerrero, tan solo en Atoyac de Álvarez se reportan más de 600 desaparecidos que la Afadem con Tita Radilla y las familias siguen buscando.
Guerrero, como dicen los historiadores y sobrevivientes a los años 70, se convirtió en el pequeño laboratorio de una Guerra de Baja Intensidad (GBI), con académicos perseguidos, campesinos, niños, mujeres, ancianos, adolecidos por la miseria, masacres y traición a sus demandas sociales.
 *Estudiante de Ayotzinapa golpeado por PF, 2007.
Ayotzinapa ha sufrido siempre la traición de los tres niveles de gobierno, no es gratuito el que tomen la caseta o se manifiesten desde hace años en la Radio Capital con las mismas demandas, aumento en el subsidio de alimentación, plazas para los normalistas egresados, mejor infraestructura, cese al hostigamiento y ser escuchados.
Sin embargo, tanto los gobiernos priistas como los perredistas han arremetido contra la normal Isidro Burgos, tan solo en noviembre de 2007, bajo el mandato del ex perredista Zeferino Torreblanca Galindo, y que tenía como Secretario de Gobierno a Armando Chavarría Barrera- quien fuera hijo putativo de Figueroa y la historia marca como porro en la UAG- mandaron reprimir brutalmente a los estudiantes.
Las imágenes de las fotos muestran a la Policía Federal golpeando a los chicos que también, habían bloqueado y exigían diálogo con Torreblanca Galindo, uno de los estudiantes estuvo a punto de perder las dos piernas, otro quedó con golpes fuertes en la cabeza que lo llevaron al coma, y aún hay 100 órdenes de aprehensión en contra de los normalistas.
En ese entonces Chavarría Barrera y Torreblanca Galindo aceptaron haber dado la orden para reprimir y ambos repitieron que volverían a aplicar la ley.
El pasado 9 de mayo , a un mes de que Aguirre Rivero inició su mandato en Casa Guerrero se reunió con los normalistas, se consideró como histórico, las demandas fueron las mismas y acordaron con Aguirre Rivero entre otras cosas un incremento al subsidio alimenticio por alumno, de 39.5 a 50 pesos, además de la probabilidad de que el Ejecutivo coadyuve en el desistimiento de las más de 100 órdenes de aprehensión y averiguaciones previas contra alumnos y egresados por el movimiento de 2007.
Al final, quedaron en concretar una segunda reunión, la cual llegó el 12 de diciembre pero con balas y represión, por enésima vez. http://bit.ly/vKiyKV
 
La actitud de los gobiernos figueroistas y priistas-porque los Figueroa jamás se han ido- es siempre la misma, tan solo recordemos que en el gobierno de Rubén Figueroa Alcocer-hijo de Figueroa Figueroa-, hace 15 años se dio la masacre a campesinos en el vado de Aguas Blancas, se exigió que Figueroa Alcocer saliera del cargo, en lugar de eso, su compadre Ernesto Zedillo de León quien era presidente de la República, le dio licencia y lo exculpó literalmente de la muerte de 17 campesinos que se dirigían por fertilizante.
La orden de masacrarlos la dio Figueroa Alcocer dato que fue dado a conocer por la ex alcaldesa y ex diputada federal María de la Luz Núñez Ramos y el video fue reproducido y transmitido por el periodista Ricardo Rocha.
Los panfletos regionales y alguna gente, igual trataron a los campesinos de criminales, vándalos, delincuentes y revoltosos.
Al tomar licencia Figueroa Alcocer entre Aguirre Rivero a hacer “el quite” como gobernador interino, en su sexenio, se dio la masacre del Charco, la esterilización de indígenas de El Camalote a quienes les prometieron por medio de la Secretaría de Salud les construirían clínicas de salud.
 *Estudiantes y organizaciones pidiendo juicio político a Zeferino Torreblanca, 2007
Ahora en la pugna por la gubernatura 2011-2017 los bloques priistas se dividieron cuando Figueroa le da la palmada a Manuel Añorve Baños y Aguirre Rivero, encaprichado se va al PRD de los chuchos-no el PRD de los desaparecidos, masacrados, y encarcelados- y se alía con los arribistas y la gusanera sobrante de ese partido.
Gana la gubernatura pero no porque el pueblo estuviera volcado a las urnas, de hecho, hubo abstencionismo electoral, Torreblanca reprimió a los movimientos sociales y a las comunidades olvidadas.
Las organizaciones sociales  congruentes a su activismo, lo marcaron, pero no se les hizo aprecio.  Este año se formó el Frente Popular de Masas Guerrerenses( FPMG), que aglutina a más de 100 organizaciones y movimientos políticos y sociales, para presentar en conjunto las demandas de lo que falta en la entidad: Ser escuchados y atendidos como pueblo.
Han sido cuatro ocasiones en que se rompe el diálogo, esta vez con el crimen a Herrera Pino y Echeverría de Jesús, las organizaciones han pedido la desaparición de los tres poderes de gobierno, el congreso local allanado por chuchos y compadres priistas ha guardado silencio, así como el diputado federal  fashion Armando Ríos Piter.
No es nuestro deber juzgar buenos o malos, pero tampoco se justifica el crimen a Ayotzinapa, ni la reacción de los chilpancinguenses.
Guerrero cruza por una etapa de tres fuegos, la represión militar y policiaca, el paramilitarismo y narcotráfico, y la represión estatal cobijada por la federación.
 *Javier Torres Cruz-asesinado por denunciar a Rogaciano Alba como autor del crimen de Digna Ochoa y Plácido, 2009.
*Juana Cortes Tapia y Guillermo García Avila dando testimonio del triple homicidio por parte de paramilitares en la comunidad de Puerto de Las Ollas, 2009.
Continúa el hambre, la deserción escolar, las niñas violadas, el incremento de paramilitares y sicarios, el desempleo, la “exportación” de mano de obra barata a los Estados Unidos-la migración también nos aqueja-, la represión a los movimientos sociales, el avance de los charros en el magisterio, la prostitución infantil-Acapulco es el gran paraíso sexual después de Cancún-, los feminicidios, los desaparecidos, los activistas y periodistas masacrados y desaparecidos, la opacidad del gobierno-si es que lo hay- el veto mediático, los saltimbanquis políticos, los esquiroles, los ciudadanos apáticos que mientras están bien poco les importa los demás, el desdén de las demás entidades a lo que sucede en Guerrero-solo cuando morimos nos miran, mientras no-.
Escribo la parte que me toca, en 2008 cuando fue otra de las tantas luchas de la Coordinadora Estatal por los Trabajadores de la Educación en Guerrero, me tocó estar con los profes en ese kilométrica  plantón en Chilpancingo, los normalistas de Ayotzinapa estuvieron ahí, han estado con la lucha de Atenco, con la lucha de La Otra, con la lucha de los desaparecidos, la lucha de los campesinos opositores a la hidroeléctrica La Parota, la lucha de Aguas Blancas, El Charco, la lucha de la CRAC-Policía Comunitaria, con los cientos de luchas del FMPG.
Los he visto botear, pedirle ayuda a los automovilistas en el camino, pedir permiso en los camiones para pedir coperacha porque el gobierno los mata de hambre, les incumple, he visto su piel morena con camisetas ralitas, con sus gorras y sin gorra en pleno mediodía si tomar agua, con sus ojos cafés que gritan ayuda, con sus mochilas al hombro caminar, he platicado con ellos sobre su definición de comunismo, socialismo, su manera de impartir clases en las comunidades más alejadas, he hecho programas de radio en internet con ellos y con los chicos grafiteros, punketos, hemos escuchado ska, punk, trova y  platicado largas horas con ellos y los chicos de la UAG, hemos caminado en los mismos proyectos, a sabiendas somos disidentes y no queremos más pobreza y masacre en Guerrero.
Los he visto caminar, he visto a mi familia abogar por ellos, hemos enaltecido y alzado el puño en defensa de las causas sociales, aplaudiendo en voz baja y alta a Lucio Cabañas y Genaro Vázquez, nos hemos encontrado en aniversarios, los he visto reprimidos, hijos de campesinos que deciden enseñar a leer a sus comunidades, ahora los veo morir.
Ahora veo un Guerrero descuartizado entre sicarios al cobijo del gobierno y funcionarios represores, un estado que no tiene memoria-y a mi me duele recordar- y acusa de sicarios y delincuentes a chicos que desean ser el orgullo de sus padres.
Leo en el twitter a universitarios y gente de Chilpancingo que se refiere con odio a los normalistas y me duele, me duele solapen los crímenes de estado, me duele la desinformación, me duele el olvido, la traición  y la puñalada trapera del propio guerrerense a su raza.
Recorro caminos diariamente, busco historias, vivo la historia de mi Guerrero en la piel desde el momento que supe mi madre Obdulia Balderas fue perseguida por judas de Figueroa, que le desaparecieron a sus estudiantes de preparatoria, que mi hermano el médico se tuvo que esconder bajo un carro porque los judas tiraban a matar a los universitarios de la UAG, que a mi padre Sergio Castro estuvo a punto de tocarle la masacre de los copreros, que mi abuelo Simón Balderas fue minero y murió en extrema pobreza por enseñarle a sus hijos honradez, que mi abuelo Alberto Castro contó los muertos y tomó fe de nombres de los caídos en la revolución mexicana, que mi hermano el maestro vio el cuerpo de Lucio Cabañas, que mi hermana pasó hambres pero pudo estudiar para ser una ciudadana de provecho, que mis sobrinos vivieron el huracán Pauline, que mi otro hermano profesor fue peón para que se hiciera la parte de carretera de Pie de la cuesta, que mi abuela materna vivió la peste y sobrevivió y enseñó a niños y adultos a leer y escribir, que mi abuela paterna fue hacendada y explotadora hasta que llegó el cardenismo.
No puedo olvidar sus nombres, no puedo olvidar las masacres a nuestro Guerrero, tan pródigo en recursos, tan bravío y a la vez, tan traicionado y juzgado por muchos de sus ciudadanos.
Me viene con los comentarios de que los normalistas son sicarios y vándalos, que no tienen neuronas una anécdota de Obdulia Balderas: “A mi me tocó estar en el 68, me tocó la masacre de los niños, golpeaban niños de secundaria, estuve unas horas antes.
Luego cuando regresé a Taxco no podía con la impotencia y me daba más coraje oír a padres de familia que decían, “que bueno que los aplacaron, que bueno que les dieron su correctivo el gobierno, que bueno que los mataron”…Entonces, decidí poner tierra de por medio y me vine con mis hijos a la Costa, a Zihuatanejo, porque no podía soportar cómo permitían les mataran a sus hijos, eran unos niños…”
Cada que Balderas me cuenta la anécdota, se pone a llorar, y yo, lloro con ella.
Ahora he llorado más de la cuenta en estos tres días de luto personal, y vivo lo que ella en el 68, lo que vive el pueblo de Chile, los estudiantes en España, los estudiantes en Inglaterra, Italia, Argentina, en todo el mundo.
Lloro por la traición del guerrerense y su nula bravía, su comodidad para olvidar y dejar solos a los estudiantes de Ayotzinapa, los estudiantes de la UAG y del Tecnológico de Chilpancingo que también fueron reprimidos y detenidos.
Lloro porque solapan a un gobierno represor, y mientras tecleo, muchos de esos traidores buscan ser achichincles del diputado en turno, o las putas del gobernador, ese gobernador que me enorgullezco en decir, no voté por él, porque yo no olvido y no debe estar sentado en Casa Guerrero.
No soy historiadora, solo soy una  acapulqueña, morena y guerrerense que no puede olvidar y no pone tierra de por medio, pero que la historia juzgue a los ciudadanos traidores y acomodaticios que hoy, quieren desaparezca la normal rural de Ayotzinapa.
P.D: Dedico esta mini crítica al olvido, a los traidores, a los arribistas, la apatía y a todas las luchas sociales en Guerrero que jamás son vistas.
Fotos: Diario La Jornada Guerrero, Javier Monroy, Mariana López Labastida y Hercilia Castro.
Licencia de Creative Commons
Teníamos que morir para que nos vieran by Hercilia Castro is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

14/12/11

Tu nombre en la noche

 Un cuento Creative Commons del Blog Europa En Llamas

Tu Nombre en la Noche

Cuando me despertó el chirrido de las llantas al frenar violentamente junto a mi edificio no tuve que mirar por la ventana para saber quiénes eran. Tampoco habría visto gran cosa si me hubiese asomado, porque era noche cerrada. De todos modos, preferí no hacerlo. Hacía tiempo que esperábamos su visita. Sin embargo, no podía evitar preguntarme de cuánto tiempo disponíamos… ¿Cuánto tiempo hasta que llamasen al timbre?¿Cuánto tiempo hasta que algún vecino les abriera la puerta?¿Cuánto tiempo hasta que subieran las escaleras y golpearan en nuestra puerta?¿Cuánto tiempo hasta que…? Y, lo más importante: ¿qué íbamos a hacer con esa pequeña fracción de tiempo disponible?¿Seríamos lo bastante rápidos?¿Nos paralizaría el miedo?
El plan había sido ensayado muchas veces. Habíamos tenido mucho tiempo para practicar. Naturalmente, la cosa no había empezado al día siguiente de la aprobación de las reformas de la ley. No, eso hubiera sido demasiado evidente. Después de que la llamada Ley de Seguridad Nacional fuera cambiada y sus reformas aprobadas en el congreso, el ejército comenzó a detener a presuntos malhechores. Entraban en sus casas de noche, se los llevaban y nunca nadie volvía a saber de ellos. Al principio nos alegramos, como todos. ¿Cómo no alegrarse? Al fin y al cabo, se trataba de delincuentes, de narcotraficantes, de asesinos, de torturadores. O por lo menos eso nos decían. Las cosas habían llegado a tal extremo en el país que incluso nos pareció que la situación mejoraría. Por lo menos, nos decíamos, ahora se estaba haciendo algo.
Luego, las cosas comenzaron a cambiar…dejamos de ver la tele cuando amigos de amigos empezaron a desaparecer. Incluso en la capital, que hasta entonces había sido el último reducto seguro del país, la gente desaparecía sin dejar rastro. Recordé haber leído en algún lugar que eso ya había ocurrido en otras dictaduras, en otros países, en otros tiempos. Pero nosotros –pensábamos aún- no vivíamos en una dictadura. Una noche los oí frenar en mi calle y oí el grito desesperado de una mujer antes de que la metieran a culetazos en el carro. Gritó su nombre. Creo que era su nombre. Un nombre de mujer en cualquier caso. El nombre se quedó flotando en mi memoria y supe que esa mujer, a quien no conocía, nos estaba pidiendo a todos nosotros –testigos silenciosos de la barbarie cometida con nuestro consentimiento- que le dijéramos a alguien, a quien fuera, que ella ya no estaría más.
Pero incluso sin ver la tele las noticias llegaban. Llegaban a través de sms’s, a través de cadenas de emails con la lista creciente de los nombres de los desaparecidos, llegaban a través de Facebook en forma de peticiones desesperadas, como fuera llegaban. Los postes de luz comenzaron a cubrirse de fotocopias en blanco y negro con los rostros de los desaparecidos. Caminar por la calle era una tortura. Los rostros, jóvenes o viejos, guapos o feos, te veían acusadoramente. Y te avisaban de que tú podrías ser el siguiente. Y el miedo, el miedo atroz, permanente, que te paralizaba los huesos.
Fue cuando desaparecieron a mi cuñada y a su esposo que el miedo pareció quebrarse. Se llevaron a los niños, también. Mi esposo salió a buscarlos en vano. Recorrió todos los hospitales, todas las comandancias, todas las morgues. Llamó a todas las puertas y a todos los contactos, pero evidentemente, no sirvió de nada. Mientras tanto, yo miraba a mis hijos y pensaba en qué haría si llegaba el momento. En qué haría cuando llegase el momento. Porque llegaría. Ahora sabía que llegaría. No necesité esperar las llamadas anónimas para saber que mi esposo estaba siendo incómodo y que sus preguntas molestaban. Tampoco tuve el valor para decirle que lo dejara estar, que nunca iba a encontrarlos, que lo que hacía nos ponía en peligro. Lo único que pude hacer fue pensar en un plan desesperado. En cómo aprovecharía esos últimos segundos para tratar de poner a salvo a los niños. Hablé con la vecina y lo dejé todo dispuesto. Vendrían a por nosotros, pero tal vez lograríamos salvar a los niños.
Y me senté a esperar a que llegara esa noche en que el chirrido de las llantas contra el asfalto me despertaría.
Corrí entonces a despertar a los niños. A empellones los saqué de la cama mientras abajo, en la calle, el timbre comenzaba a sonar. A rastras los empujé por el pasillo hasta llegar al departamento de la vecina. Sabía que estaba despierta. Tenía que estarlo, como todos los demás. Hacía meses que nadie lograba conciliar un sueño profundo en el país. Y yo estaba tan cansada.
Todo ocurrió muy deprisa. Me cubrieron la cabeza y me bajaron a golpes por las escaleras. Oí los gritos de mi esposo pero no logré distinguir que decía. Luego, estaba dentro de una camioneta. Había más gente allí, sentí sus respiraciones, pero no decían nada. Oí pasos y otro cuerpo cayó sobre mí. Supe al instante que era mi esposo, pero parecía inconsciente, porque no respondía a mi voz. La pick-up no arrancaba todavía. ¿Qué esperaban?¿Era parte del juego?
Los oí entonces. Los gritos de mis hijos. Y entonces, cuando la camioneta al fin arrancó, grité mi nombre. Quizá para que me oyeran los niños, donde fuera que estuviesen. O para que alguien, en algún lugar, supiera que ya no estábamos.
@europaenllamas

5/12/11

#LibreriaPeñaNieto

La imaginación que un buen candidato, como EPN, quién sin un telepronter y un guión bien ensayado es tan carismático como Cantinflas, ha provocado que una serie de usuarios de TW nos regalen estos promocionales de Gandhi.











































#soyprole

Vaya, al parecer el fin de semana estuvo movido en la casa Pena-Gaviota-Pretelini-Nieto.
Comienza el día 3 de diciembre con el papá impartiendo una clase magistral titulada: "Así yo cantinfleo..."
En ella, el patriarca de copete engominado nos demuestra sus dotes histriónicas al reinterpretar el estilo del "Mimo de México". De paso nos deja saber que su memoria es igual, superior, diría el clásico, a la de un elefante; pero sobre todo que es un hombre de letras. Lo suyo es la pluma y la espada para sus enemigos, como en Atenco.



Sin embargo, las Travesuras del Clan de la Gaviota, y el copetudo, no terminan ahí. A raíz de la carga emocional que se desbordo en redes sociales, en especial en Twitter, el yerno del futuro excandidato a la presidencia de México, la cago con un mensaje que, bueno, no deja dudas de que debió ser un DM, como se dice en el argot tuitero, pero que se convirtió, primero, en un RT (retuit) y después en un escándalo.
Aquí está la imagen del tuit:

Las cuentas de Pau y José Luis desaparecieron de Twitter. Aquí el tuit que aparentemente fue retuiteado por la hija de Peña Nieto. (Foto: Tomada de Twitter.com)
Y yo, a mi vez, la tomé del sitio quien.com