Queridos amiguitos, en este mundo todo está bajo control... ¿todo? ¡No! Una aldea poblada por irreductibles galos resiste ahora y siempre al invasor con una poción mágica que los hace invencibles: el cerebro
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30/6/13
L@S CONDISCÍPUL@S IV. NO ESTARÁN NUESTROS MAESTROS.
A l@s adherentes a la Sexta en México y el Mundo:
A l@s estudiantes de la Escuelita Zapatista:
Compañeros, compañeroas, compañeras:
Pues sí, en verdad creo que tendrán como compañer@s de escuela a algo de lo mejor de este mundo.
Pero seguramente usted, ya que esté en estas tierras en resistencia, echará de menos la presencia de quienes han sido, y son, muy importantes para nosotros los zapatistas, las zapatistas. Quienes nos han acompañado siempre y nos han guiado y enseñado con su ejemplo. Quienes, como muchas otras y otros en todos los rincones del mundo, no son del EZLN. Algunos son de la Sexta, otros del Congreso Nacional Indígena, muchos más han construido sus propias casas y, sin embargo, andan el mismo camino que nosotros. Todos ellos de una u otra forma son copartícipes de nuestros logros, por grandes o modestos que sean.
De nuestros errores y fracasos, que no son pocos ni pequeños, sólo somos responsables nosotros.
Porque tal vez usted se pregunte quién o cómo nos enseñó a resistir, a luchar, a perseverar.
Y, sobre todo, se pregunte por qué no están, sentados a su lado y como unos estudiantes más, los pueblos originarios de México y del Mundo, particularmente de Latinoamérica.
La respuesta es sencilla: porque ellos han sido, y son, nuestros maestros.
Así que no estarán los más primeros, aquellos sobre cuya sangre y dolor se levantó el mundo moderno: los pueblos originarios.
No serán sus condiscípulos los pueblos indígenas ni sus organizaciones más representativas.
No los invitamos a la escuelita.
Tal vez usted se esté preguntando si enloquecimos, o si es una sucia maniobra, tipo políticos de arriba, para suplantar a los pueblos indios y presentarnos a nosotros mismos como EL pueblo indígena por excelencia.
Pero no, no los invitamos simple y sencillamente porque no tenemos nada que enseñarles.
¿Podríamos enseñarles a los pueblos indios lo que significa ser tratado como extraño en las tierras que fueron nuestras, aún antes de que el mundo empezara la mañosa cuenta de la historia de arriba, y en nuestro cielo se impusieran banderas extranjeras?
¿Les enseñaríamos lo que se siente ser objeto de burla por la indumentaria, por la lengua, por la cultura?
¿Les enseñaríamos lo que significa ser explotados, despojados, reprimidos, despreciados durante siglos enteros?
¿Qué podríamos enseñarle nosotros a los hermanos de la Tribu Yaqui y al Mayo Yoreme sobre lo que representa el robo de los recursos naturales y la necesaria resistencia frente a ese despojo?
¿Qué al Kumiai, al Cucapá, al Kikapú, al Pame, sobre lo que es verse perseguido casi hasta el exterminio y, como quiera, persistir?
¿Qué al Nahua, invadidas sus tierras por mineras y funcionarios corruptos y, sin importar la persecución y la muerte, continuar la lucha para sacar a los invasores de la bandera del dinero?
¿Qué al Mazahua y al Ñahñu sobre lo que se siente al ser burlado por la vestimenta, el color, el modo de hablar, y, en lugar de avergonzarse, pintar el viento de sonidos y colores?
¿Qué les enseñaríamos a los Wixaritari sobre la destrucción y el despojo de la cultura con la coartada del “progreso”, y, resistir, con la guía de los mayores?
¿Les enseñaríamos al Coca, al Me´hpaa, al Teneke a no rendirse?
¿Al Amuzgo a luchar por sus derechos?
¿A los Mayas les enseñaríamos sobre lo que es la imposición, por la fuerza, el robo y la criminalización, de una cultura extraña subyugando a la original?
¿Al Purépecha le hablaríamos sobre el valor de vida de la cultura indígena?
¿Al Popoluca, Zapoteco, Mixteco, Cuicateco, Chinanteco, Chatino sobre lo que representa seguir luchando aunque todo vaya en contra?
¿Al Rarámuri sobre el hambre mal callada y la dignidad imbatible?
Y en la dolorosa Latinoamérica:
¿Le podríamos enseñar algo a uno de nuestros hermanos mayores, el pueblo Mapuche, de lo que es resistir a la continua guerra de despojo y exterminio? ¿A sobrevivir a una larga lista de mentiras, agravios y burlas, pintadas de todos los colores políticos de arriba?
Y a cualquiera de los pueblos originarios de México, de América, del Mundo, ¿qué podríamos enseñarles nosotras las zapatistas, los zapatistas, los más pequeños?
¿Qué van a aprender de nosotras, nosotros?
¿A resistir?
Su sola existencia ya demuestra que pueden dar cátedras en la gran escuela del Mundo, no recibirlas.
No, no invitamos a los pueblos originarios a la escuelita por la sencilla razón de que, en nuestra historia, somos nosotros quienes hemos sido torpes alumnos de esos gigantes.
Claro que les vamos a enviar los materiales. Pero…
¿Les vamos a enseñar cómo es vivir en una comunidad, sentir lo que es tener otra cultura, otra lengua, otro modo?
¿A luchar?
¿A imaginar y crear resistencias?
Ni pensarlo.
De los pueblos indios, en todo caso, l@s zapatistas tenemos mucho que aprender todavía.
Entonces, ellos vendrán después e iremos nosotros, nosotras, a seguir aprendiendo.
Y, cuando vengan al encuentro especial que haremos con ellos, sonarán nuestras mejores notas, los más diversos y vívidos colores adornarán su paso, y nuestro corazón volverá a abrirse para acoger a quienes son nuestros hermanos mayores, los más grandes, los mejores.
Porque honrar a quien enseña, es también honrar a la tierra.
Vendrán a nuestras casas, con ellos compartiremos alimentos y memorias.
Los alzaremos sobre nosotros.
Y, erguidos sobre nuestros hombros, se levantarán más aún.
Y les preguntaremos qué miran.
Les pediremos que, con sus ojos, nos enseñen a mirar más lejos, más ancho, más profundo, más alto.
Que nos reciba su palabra y en ella bebamos.
Que nos ayuden a crecer y ser mejores.
Para ellos ha sido, es y será siempre nuestro mejor abrazo.
Así que no estarán nuestros Maestros.
Pero ustedes no tengan pena. Es seguro que estos pueblos, que lograron resistir hasta ahora toda clase de ataques, sabrán ser generosos y, llegado su momento, les abrirán el corazón, como ahora lo hacemos nosotros.
Porque ellos nos enseñaron a no mirar a los ruidos que ensordecen y ciegan.
Porque ellos nos enseñaron a no escuchar los colores del engaño y el dinero.
Porque ellos nos enseñaron a mirarlos y mirarnos, a escucharlos y escucharnos.
Porque ellos nos enseñaron que ser indígena es tener la dignidad por casa y destino.
Porque ellos nos enseñaron no a caernos, sino a levantarnos.
Porque ellos nos enseñaron el valor que tiene el ser el color que somos de la tierra.
Porque ellos nos enseñaron a no tener miedo.
Porque ellos nos enseñaron que para vivir, morimos.
Vale. Salud y silencio para escuchar el paso que viene desde lo más profundo de los mundos que en el mundo son y han sido.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
SupMarcos.
México, junio del 2013.
29/6/13
L@S CONDISCÍPUL@S III. NI ESTUVIERON, NI ESTÁN, NI ESTARÁN… como invitad@s.
A l@s estudiantes de la Escuelita Zapatista:
Compañeros, compañeroas, compañeras:
No serán sus compañer@s de clase en la escuelita, porque no los invitamos, los siguientes:
Los legisladores que formaron la Comisión de Concordia y Pacificación (COCOPA) en el período 1996-1997. Aunque les hubiera servido darse cuenta de que no se equivocaron con su iniciativa para el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura indígenas, misma que fue traicionada por todos los partidos políticos, el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial.
Los legisladores de la COCOPA actual. Aunque les hubiera ayudado a conocer por dónde está la puerta para la reactivación del diálogo con el EZLN.
Los presidentes de los partidos políticos con registro (PRI, PAN, PRD, PVEM, PT, MC y NA). Porque no tenemos antiácidos suficientes para aliviar el coraje que les daría al ponerse en evidencia lo que se puede hacer, no sólo sin los partidos políticos, sino a pesar de ellos.
Los presidentes de las mesas directivas de las cámaras legislativas y los coordinadores de las fracciones parlamentarias. Aunque les hubiera servido constatar lo que la contrarreforma de ley indígena que mantienen no pudo impedir.
La Secretaría de la Defensa Nacional, La Secretaría de Marina, el CISEN, la PGR, la Comisión Nacional de Seguridad, la Secretaría de Desarrollo Social, la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Aunque hubieran podido confirmar sus informes de inteligencia que les dicen que se está mejorando significativamente el nivel de vida de las comunidades indígenas zapatistas a pesar de sus labores contrainsurgentes, su apoyo a grupos paramilitares y el tratamiento policíaco que dan a una lucha justa y legítima. Y, además, hubieran podido constatar, de primera mano, la persistencia de lo que con tanto empeño han tratado de destruir: la autonomía indígena.
El Departamento de Estado Norteamericano, la CIA, el FBI. Aunque les hubiera ayudado a entender sus reiterados fracasos… y los que les faltan.
Las distintas agencias de espionaje que languidecen de aburrimiento en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, y cuya única ocupación es alentar los chismes que pululan entre las ONG´s coletas.
El Mandón, el que realmente los dirige a todos ellos, ante quien se inclinan y a quien adulan. Aunque sólo se hubiera estremecido al ver que esa pesadilla recurrente que padece, tiene visos de realidad.
No han estado, ni están, ni estarán como nuestros huéspedes.
En cambio, han estado, están y estarán como nuestros perseguidores, como quienes buscan la forma de destruirnos, de doblegarnos, de comprarnos, de rendirnos.
Estarán espiándonos, vigilándonos, maldiciéndonos siempre, como hoy, como ayer, como hace 10, 20, 30, 500 años.
No los invitamos no sólo porque nuestro plan de estudios no incluye grupos de nulo aprendizaje, o para no alentar el “bullying” del que serían objeto por parte de los demás estudiantes (lo sé, eso sí es una lástima), o porque tenemos mejores formas de perder el tiempo.
No los invitamos porque, así como nosotros, nosotras, no vamos a dejar de resistir y de luchar, ellos no van a dejar de despreciarnos, de tratar de explotarnos, de reprimirnos, de intentar despojarnos de lo que es nuestro, de desaparecernos.
Así como nosotras, nosotros, nunca vamos a aprender la lengua del dinero, ellos nunca van a aprender a respetar al diferente.
Y, sobre todo no los invitamos, porque ellos y quien en realidad los manda, nunca van a entender por qué, en lugar de morir, vivimos.
Vale. Salud y libertad, que el paso de l@s de abajo es bienvenido, como es bienvenido su corazón.
Desde las montañas del Sureste Mexicano.
SupMarcos.
México, Junio del 2013.
22/6/13
Watchmen
Seguro que el título les recuerda a la película de hace un par de años. Bueno Alan Moore, anarquista y activista del comic independiente, se preguntó, en esta su obra más conocida: a los Vigilantes, superhéroes enmascarados, ¿quién los vigila?
De una forma rara esta pregunta me llega a la mente por una cuestión recién descubierta. Diversas agencias de seguridad estadounidense nos vigilan. Sí, la paranoia conspiracionista no es tal debido a que, al menos a los usuarios de redes sociales y correos NO estadounidenses, las agencias de seguridad SÍ nos vigilan.
20/6/13
L@S CONDISCÍPUL@S II.
19/6/13
L@S CONDISCÍPUL@S I.
L@S DESAPARECID@S.
A l@s adherentes a la Sexta en México y el Mundo:
A l@s estudiantes de la Escuelita Zapatista:
Como seguramente no saben, la primera fase del primer curso “La Libertad según L@s Zapatistas” se ha completado.
Están ya los materiales de apoyo; están ya las maestras y los maestros listos; están ya llenos los cupos de inscripción; las familias indígenas zapatistas que l@s van a recibir hacen ya la cuenta de cuántos les tocan y preparan las champas, los cacharros para la comida, arreglan los lugares donde pernoctarán; los choferólogos, como les dice el Sub Moisés, afinan los motores y acicalan los vehículos para transportar a l@s alumn@s a sus escuelas; l@s insurgent@s tejen y destejen artesanías: los musiqueros preparan sus mejores rolas para amenizar la fiesta de los 10 años, la de recibimiento de los estudiantes, la de fin de curso; un saludable clima de histeria colectiva empieza a manifestarse entre quienes apoyan la organización; se revisan las listas para ver quién faltó… o quién sobra; y en el CIDECI, sede de la Unitierra en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, se avanza en los preparativos para la escuelita y para la cátedra “Tata Juan Chávez Alonso”.
Y, como era de esperarse, los gobiernos federal y estatal reactivan paramilitares, alientan a quienes provocan confrontaciones, y hacen lo suyo para evitar que ustedes (y otr@s a través de ustedes) constaten el avance en las comunidades zapatistas, y el marcado contraste con las comunidades y organizaciones que se cobijan bajo el ralo manto del asistencialismo gubernamental.
Ya sabe, lo previsible. Tan de manual de contrainsurgencia, tan ineficaz, tan inútil. Tan lo mismo de hace 10, 20, 500 años. PRI, PAN, PRD, PVEM, PT, todos los partidos políticos, con imperceptibles variaciones en el discurso, haciendo lo mismo… y reiterando su fracaso.
Quién iba a decir que los gobiernos de todo el espectro político temieran tanto que mejorara el nivel de vida de los indígenas. Y entendemos su nerviosa inquietud, su pánico mal disimulado, porque el mensaje que sale desde este lado es claro pero sumamente peligroso en su doble filo: no son necesarios… y estorban.
Total: mucho movimiento, adentro y afuera, de ell@s y de nosotr@s.
Y todo, visto desde lo alto de esta ceiba, semeja un ordenado desorden (iba a poner “desmadre”, pero me dicen que, quienes generosamente nos apoyan en la traducción a otros idiomas, se quejan de la abundancia de “localismos” imposibles de traducir). Y podría agregar que todo se mueve “sin ton ni son”, sobre todo por esos ritmos de balada-corrido-ranchera-cumbia de los musiqueros que son como la banda sonora de esto, y que tienen un sonido, a decir lo menos, desconcertante.
Ahora a mí me toca platicarles de quienes serán sus condiscípul@s. Mujeres, hombres y otr@s de todas las edades, de diferentes rincones de los 5 continentes, de historias distintas.
Y me he subido a la ceiba no sólo por el temor de ser asaltado por un escarabajo impertinente, supuesto andante caballero, o por los melancólicos relatos del gato-perro… bueno, sí, también por eso, pero sobre todo porque, para hablarles de l@s primer@s invitad@s, es necesario mirarse el corazón, que es como nosotros los zapatistas, las zapatistas, llamamos a recordar, a hacer memoria.
Y es que l@s primer@s en la lista de invitad@s fueron, son, serán quienes nos han antecedido y acompañado en este inacabado camino a la libertad, l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha.
A todas ellas, a todos ellos, les mandamos una carta- invitación como la que ahora les anexo aquí. Se las enviamos no hace mucho: ayer, hace un mes, hace un año, 10, 20, 500 años atrás.
Para entender la misiva no sólo será necesario mirar y escuchar los videos que la acompañan, también es necesaria una cierta dosis de memoria… y de digna rabia.
EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
A tod@s l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha por la libertad:
Sí, tal vez usted tenga razón. Tal vez algo tienen que ver las letras de Gieco, Benedetti, Heredia, Viglietti, Galeano, el empecinamiento de las abuelas y las madres de plaza de mayo, el digno valor sin precio de las doñas de Sinaloa y Chihuahua, el dolor hecho búsqueda pertinaz de los familiares de miles de desaparecidos a todo lo largo de este continente. En fin, toda esa gente tan necia… y admirable.
Puede ser. Lo cierto es que, pensando en quién podría estar interesado en vernos y escucharnos en este mostrarnos que llamamos “la escuelita zapatista”, quienes primero vinieron a nuestras manos fueron ustedes.
Todas, todos. Porque, a pesar de que muchos nombres ignoramos, saberla, saberlo a usted es saberlos a todos, Así que, si hay que buscar a alguien responsable de estas líneas, cárguelo usted a la memoria, esa continua y pertinaz impertinente que no nos deja en paz, siempre dando batalla, siempre dando guerra.
Y qué bueno, decimos nosotras, nosotros, indígenas, mayas, zapatistas. Qué bueno que esta guerra contra el olvido no cese, que siga, que crezca, que se haga mundial.
Bueno, sí, también puede ser porque acá tod@s somos un poco, o un mucho, como muert@s, como desaparecid@s, tocando una y otra vez la puerta de la historia, reclamando un lugar, uno pequeño, como somos de por sí. Demandando una memoria.
Pero nos parece, después de darle vueltas y vueltas al asunto, que la culpable es la memoria.
Porque es el olvido el que acecha, ataca, conquista. Y es la memoria la que vigila, la que defiende, la que ¿Qué a dónde la mandamos? Sí, fue un problema. Estuvimos pensando mucho, no se crea.
Sí, tal vez por eso piense usted que algo tuvo que ver León Gieco y su canción ésa de “En el país de la ¿Que por eso, es decir, por usted, ustedes, llamamos al curso “La Libertad según l@s Zapatistas”? ¿Para tener una dirección a dónde enviarle la invitación? Bueno, no se nos había ocurrido, pero ahora que usted lo menciona… sí, puede ser. Nos evitaríamos así todo el embrollo de buscar direcciones, oficinas postales, correos electrónicos, blogs, páginas web, nicknames, redes sociales, y todo eso para lo que nuestra ignorancia ¿Sabe? Acá ha habido, y hay, no pocos momentos difíciles. Momentos en que todo y todos parecen ponerse en contra. Momentos en que miles de razones, en veces con el mortal ropaje del plomo y el fuego, y en veces vestidas gentilmente de los cómodos argumentos del conformismo, nos han atacado por todos los flancos para convencernos de las bondades de claudicar, de vendernos, de rendirnos.
Y si no sucumbimos, no fue porque fuéramos poderosos y tuviéramos un gran arsenal (de armas y de dogmas Fue porque estamos poblados por ustedes, por su memoria.
Ya sabe usted de nuestra obsesión por los calendarios y las geografías, ése nuestro modo tan muy otro de entendernos y entender el mundo.
Bueno, pues acá la memoria no es cuestión de efemérides de un día que sólo sirven como coartada para el olvido durante el resto del año. No es algo de estatuas, monumentos, museos. Es, ¿cómo le diré?… algo con menos bulla, sin tanta pompa y circunstancia. Algo más callado, como un susurro apenas… pero constante, Porque acá, otra forma de decir que no perdonamos ni olvidamos es no claudicar, no venderse, no rendirse.
Sí, es, digámoslo así, “poco ortodoxo”, pero qué le vamos a hacer. Es parte de nuestros modos… o “ni modos”, según.
La presente la estamos remitiendo al “país de la libertad”, la única nación sin fronteras pero con todas las banderas… o ninguna (que no es lo mismo pero es igual), y a la que más difícil es llegar… tal vez porque el único camino para llegar es la memoria.
Sabemos de la imposibilidad actual de que asista a nuestras comunidades, y que mandarle los materiales es problemático. Pero como quiera, ahora, al igual que ayer y que mañana, usted tiene un lugar especial con nosotros.
Sí, tal vez nos encontremos antes sin quererlo… o queriéndolo… tocando alguna puerta o asomándonos por una ventana, pero siempre abriendo un corazón.
Mientras tanto, tampoco usted olvide que, cuando las zapatistas y los zapatistas decimos “aquí estamos”, también l@s incluimos a ustedes.
Vale. Salud y que la memoria resista, es decir, que viva. Porque vivos se los llevaron y vivos los queremos.
A nombre de tod@s l@s zapatistas del EZLN.
Subcomandante Insurgente Moisés.
Subcomandante Insurgente Marcos.
(Fin de la carta-invitación para l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha por la libertad).
Así que ya sabe quiénes se contarán entre sus condiscípul@s.
Por aquí andarán. No, no espantarán a nadie. Bueno, a menos que alguien tema la memoria y que venga buscando olvido. Pero como creo que no es su caso, o cosa, según, entonces no tiene de qué preocuparse.
Tal vez, sin proponérselo, tope usted con la gran ceiba madre, el árbol que sostiene al mundo. Si tiene la paciencia y la imaginación necesarias, mire su tronco y haga pregunta. Tal vez la ceiba madre, con est@s condiscípulos tan otr@s como compañía, le responda en las áridas arrugas de su tronco. Pregunte lo que quiera, pero sobre todo, pregunte lo más importante:
Pregunte: ¿Con quién todo esto? Y le responderán: Contigo.
Pregunte: ¿Para quién este esfuerzo? Y le dirán: Para ti.
Pregunte: ¿Quién lo hizo posible? Y, tal vez con un ligero temblor, escuchará: Tú.
Y entonces la ceiba madre, la tierra, el viento, la lluvia, el cielo sangrando luz, tod@s nuestr@s caíd@s, nuestr@s desaparecid@s, le responderán:
Así que ya lo sabe: si, cuando usted esté en estas montañas del sureste mexicano, llueve, ventea, el cielo cobija o descubre su luz, y la tierra se humedece, será porque, al pie de la ceiba madre, la sostenedora del mundo, alguien está haciendo preguntas… y, sobre todo, porque está recibiendo respuestas.
¿Lo que sigue después? Bueno, me parece que esa historia les tocará contarla a ustedes.
Vale. Salud y que la memoria, ni caiga ni desaparezca.
(Continuará…)
Desde un rincón de la memoria.
SupMarcos.
México, Junio del 2013.