Primero
l@s primer@s:
L@S
DESAPARECID@S.
A
l@s adherentes a la Sexta en México y el Mundo:
A
l@s estudiantes de la Escuelita Zapatista:
Como
seguramente no saben, la primera fase del primer curso “La Libertad
según L@s Zapatistas” se ha completado.
Están
ya los materiales de apoyo; están ya las maestras y los maestros
listos; están ya llenos los cupos de inscripción; las familias
indígenas zapatistas que l@s van a recibir hacen ya la cuenta de
cuántos les tocan y preparan las champas, los cacharros para la
comida, arreglan los lugares donde pernoctarán; los choferólogos,
como les dice el Sub Moisés, afinan los motores y acicalan los
vehículos para transportar a l@s alumn@s a sus escuelas; l@s
insurgent@s tejen y destejen artesanías: los musiqueros preparan sus
mejores rolas para amenizar la fiesta de los 10 años, la de
recibimiento de los estudiantes, la de fin de curso; un saludable
clima de histeria colectiva empieza a manifestarse entre quienes
apoyan la organización; se revisan las listas para ver quién faltó…
o quién sobra; y en el CIDECI, sede de la Unitierra en San Cristóbal
de Las Casas, Chiapas, se avanza en los preparativos para la
escuelita y para la cátedra “Tata Juan Chávez Alonso”.
Y,
como era de esperarse, los gobiernos federal y estatal reactivan
paramilitares, alientan a quienes provocan confrontaciones, y hacen
lo suyo para evitar que ustedes (y otr@s a través de ustedes)
constaten el avance en las comunidades zapatistas, y el marcado
contraste con las comunidades y organizaciones que se cobijan bajo el
ralo manto del asistencialismo gubernamental.
Ya
sabe, lo previsible. Tan de manual de contrainsurgencia, tan
ineficaz, tan inútil. Tan lo mismo de hace 10, 20, 500 años. PRI,
PAN, PRD, PVEM, PT, todos los partidos políticos, con imperceptibles
variaciones en el discurso, haciendo lo mismo… y reiterando su
fracaso.
Quién
iba a decir que los gobiernos de todo el espectro político temieran
tanto que mejorara el nivel de vida de los indígenas. Y entendemos
su nerviosa inquietud, su pánico mal disimulado, porque el mensaje
que sale desde este lado es claro pero sumamente peligroso en su
doble filo: no son necesarios… y estorban.
Total:
mucho movimiento, adentro y afuera, de ell@s y de nosotr@s.
Y
todo, visto desde lo alto de esta ceiba, semeja un ordenado desorden
(iba a poner “desmadre”, pero me dicen que, quienes generosamente
nos apoyan en la traducción a otros idiomas, se quejan de la
abundancia de “localismos” imposibles de traducir). Y podría
agregar que todo se mueve “sin ton ni son”, sobre todo por esos
ritmos de balada-corrido-ranchera-cumbia de los musiqueros que son
como la banda sonora de esto, y que tienen un sonido, a decir lo
menos, desconcertante.
Ahora
a mí me toca platicarles de quienes serán sus condiscípul@s.
Mujeres, hombres y otr@s de todas las edades, de diferentes rincones
de los 5 continentes, de historias distintas.
Y
me he subido a la ceiba no sólo por el temor de ser asaltado por un
escarabajo impertinente, supuesto andante caballero, o por los
melancólicos relatos del gato-perro… bueno, sí, también por eso,
pero sobre todo porque, para hablarles de l@s primer@s invitad@s, es
necesario mirarse el corazón, que es como nosotros los zapatistas,
las zapatistas, llamamos a recordar, a hacer memoria.
Y
es que l@s primer@s en la lista de invitad@s fueron, son, serán
quienes nos han antecedido y acompañado en este inacabado camino a
la libertad, l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha.
A
todas ellas, a todos ellos, les mandamos una carta- invitación como
la que ahora les anexo aquí. Se las enviamos no hace mucho: ayer,
hace un mes, hace un año, 10, 20, 500 años atrás.
Para
entender la misiva no sólo será necesario mirar y escuchar los
videos que la acompañan, también es necesaria una cierta dosis de
memoria… y de digna rabia.
EJÉRCITO
ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.
MÉXICO.
A
tod@s l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha por la libertad:
Sí,
tal vez usted tenga razón. Tal vez algo tienen que ver las letras
de Gieco, Benedetti, Heredia, Viglietti, Galeano, el empecinamiento
de las abuelas y las madres de plaza de mayo, el digno valor sin
precio de las doñas de Sinaloa y Chihuahua, el dolor hecho búsqueda
pertinaz de los familiares de miles de desaparecidos a todo lo largo
de este continente. En fin, toda esa gente tan necia… y admirable.
Puede
ser. Lo cierto es que, pensando en quién podría estar interesado
en vernos y escucharnos en este mostrarnos que llamamos “la
escuelita zapatista”, quienes primero vinieron a nuestras manos
fueron ustedes.
Todas,
todos. Porque, a pesar de que muchos nombres ignoramos, saberla,
saberlo a usted es saberlos a todos, Así que, si hay que buscar a
alguien responsable de estas líneas, cárguelo usted a la memoria,
esa continua y pertinaz impertinente que no nos deja en paz, siempre
dando batalla, siempre dando guerra.
Y
qué bueno, decimos nosotras, nosotros, indígenas, mayas,
zapatistas. Qué bueno que esta guerra contra el olvido no cese, que
siga, que crezca, que se haga mundial.
Bueno,
sí, también puede ser porque acá tod@s somos un poco, o un mucho,
como muert@s, como desaparecid@s, tocando una y otra vez la puerta de
la historia, reclamando un lugar, uno pequeño, como somos de por sí.
Demandando una memoria.
Pero
nos parece, después de darle vueltas y vueltas al asunto, que la
culpable es la memoria.
Porque
es el olvido el que acecha, ataca, conquista. Y es la memoria la que
vigila, la que defiende, la que ¿Qué a dónde la mandamos? Sí,
fue un problema. Estuvimos pensando mucho, no se crea.
Sí,
tal vez por eso piense usted que algo tuvo que ver León Gieco y su
canción ésa de “En el país de la ¿Que por eso, es decir, por
usted, ustedes, llamamos al curso “La Libertad según l@s
Zapatistas”? ¿Para tener una dirección a dónde enviarle la
invitación? Bueno, no se nos había ocurrido, pero ahora que usted
lo menciona… sí, puede ser. Nos evitaríamos así todo el
embrollo de buscar direcciones, oficinas postales, correos
electrónicos, blogs, páginas web, nicknames, redes sociales, y todo
eso para lo que nuestra ignorancia ¿Sabe? Acá ha habido, y hay, no
pocos momentos difíciles. Momentos en que todo y todos parecen
ponerse en contra. Momentos en que miles de razones, en veces con el
mortal ropaje del plomo y el fuego, y en veces vestidas gentilmente
de los cómodos argumentos del conformismo, nos han atacado por todos
los flancos para convencernos de las bondades de claudicar, de
vendernos, de rendirnos.
Y
si no sucumbimos, no fue porque fuéramos poderosos y tuviéramos un
gran arsenal (de armas y de dogmas Fue porque estamos poblados por
ustedes, por su memoria.
Ya
sabe usted de nuestra obsesión por los calendarios y las geografías,
ése nuestro modo tan muy otro de entendernos y entender el mundo.
Bueno,
pues acá la memoria no es cuestión de efemérides de un día que
sólo sirven como coartada para el olvido durante el resto del año.
No es algo de estatuas, monumentos, museos. Es, ¿cómo le diré?…
algo con menos bulla, sin tanta pompa y circunstancia. Algo más
callado, como un susurro apenas… pero constante, Porque acá, otra
forma de decir que no perdonamos ni olvidamos es no claudicar, no
venderse, no rendirse.
Sí,
es, digámoslo así, “poco ortodoxo”, pero qué le vamos a hacer.
Es parte de nuestros modos… o “ni modos”, según.
La
presente la estamos remitiendo al “país de la libertad”, la
única nación sin fronteras pero con todas las banderas… o ninguna
(que no es lo mismo pero es igual), y a la que más difícil es
llegar… tal vez porque el único camino para llegar es la memoria.
Sabemos
de la imposibilidad actual de que asista a nuestras comunidades, y
que mandarle los materiales es problemático. Pero como quiera,
ahora, al igual que ayer y que mañana, usted tiene un lugar especial
con nosotros.
Sí,
tal vez nos encontremos antes sin quererlo… o queriéndolo…
tocando alguna puerta o asomándonos por una ventana, pero siempre
abriendo un corazón.
Mientras
tanto, tampoco usted olvide que, cuando las zapatistas y los
zapatistas decimos “aquí estamos”, también l@s incluimos a
ustedes.
Vale.
Salud y que la memoria resista, es decir, que viva. Porque vivos se
los llevaron y vivos los queremos.
A
nombre de tod@s l@s zapatistas del EZLN.
Subcomandante
Insurgente Moisés.
Subcomandante
Insurgente Marcos.
(Fin
de la carta-invitación para l@s caíd@s y desaparecid@s en la lucha
por la libertad).
Así
que ya sabe quiénes se contarán entre sus condiscípul@s.
Por
aquí andarán. No, no espantarán a nadie. Bueno, a menos que
alguien tema la memoria y que venga buscando olvido. Pero como creo
que no es su caso, o cosa, según, entonces no tiene de qué
preocuparse.
Tal
vez, sin proponérselo, tope usted con la gran ceiba madre, el árbol
que sostiene al mundo. Si tiene la paciencia y la imaginación
necesarias, mire su tronco y haga pregunta. Tal vez la ceiba madre,
con est@s condiscípulos tan otr@s como compañía, le responda en
las áridas arrugas de su tronco. Pregunte lo que quiera, pero sobre
todo, pregunte lo más importante:
Pregunte:
¿Con quién todo esto? Y le responderán: Contigo.
Pregunte:
¿Para quién este esfuerzo? Y le dirán: Para ti.
Pregunte:
¿Quién lo hizo posible? Y, tal vez con un ligero temblor,
escuchará: Tú.
Y
entonces la ceiba madre, la tierra, el viento, la lluvia, el cielo
sangrando luz, tod@s nuestr@s caíd@s, nuestr@s desaparecid@s, le
responderán:
Así
que ya lo sabe: si, cuando usted esté en estas montañas del sureste
mexicano, llueve, ventea, el cielo cobija o descubre su luz, y la
tierra se humedece, será porque, al pie de la ceiba madre, la
sostenedora del mundo, alguien está haciendo preguntas… y, sobre
todo, porque está recibiendo respuestas.
¿Lo
que sigue después? Bueno, me parece que esa historia les tocará
contarla a ustedes.
Vale.
Salud y que la memoria, ni caiga ni desaparezca.
(Continuará…)
Desde
un rincón de la memoria.
SupMarcos.
México,
Junio del 2013.
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