Momentos para recordar, para aplicar el sabio, por sabido, no por sabiduría, gasto innecesario de cosas superfluas que tanta alegría nos dan, vulgarmente conocido como consumismo.
Estas líneas, las últimas de un año lleno de verdaderos cambios en esta mi pequeña vida en un planeta que no requiere de los seres humanos para seguir existiendo, ¿algún día tendremos nuestro blog ecologista para poner todas las mierdas verdes que se nos ocurran mis pequeños saltamontes Donovan, sí el de los comentarios verdes de meses anteriores, y nuestra nueva contratación, el gran Lomo Plateado? ¡Bueno sólo ustedes tiene la última palabra!, pero antes de seguir vomitando porquería, recibí un correo de mi buen amigo Víctor con una reflexión mucho muy interesante que él no escribió, pero si envía y reproduce, así que aquí les va, ojo, chequen la siguiente línea después de la firma, es oro molido:
Luego de cumplir 365 días hemos retornado otra vez al principio, sí, a empezar otro año y dar otra vuelta alrededor del Sol, lo cual a veces nos hace pensar que nuestro único futuro es girar y girar sin mayor propósito que envejecer, y esto no luce agradable ni justo. En estos días de reflexión, autopromesas y planificación, solemos hechar una mirada retrospectiva tratando de esclarecer un poco las cosas, sin que normalmente esto ayude mucho. Un año viene cargado de todo: triunfos y derrotas, alegrías y penas, aciertos y desaciertos, amores y rencores. . . un coctel de experiencias que se incorpora a nuestra información personal y va transformándonos sin que apenas nos demos cuenta.
Somos unidades bio-orgánicas autónomas que nos interrelacionamos en todo momento y de varias formas entre nosotros para beber de ese coctel de experiencias mientras nuestras estructuras físicas se debilitan; esa es la realidad. En medio de esto, nos dedicamos a diferentes actividades según nuestros gustos, habilidades y conveniencias, hundiéndonos en nuestras ocupaciones con diferentes grados de responsabilidad y consciencia, mientras el reloj avanza. Las emociones diversas que sentimos en cada sorbo de experiencias, nos entretienen, y por malos que sean algunos, sazonan la vida pues ahogan el aburrimiento.
¡ Ay de los humanos que somos conscientes de lo expuesto !, pues menos frustrante sería vivir como un animalillo satisfaciendo nuestras necesidades y disfrutando el día a día !. De hecho, algunos de nuestros congéneres parecen haber optado por esta forma de vida.
Las desgastadas e incontestadas preguntas de "¿quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos?", resurgen con fuerza tratando de encontrar sentido a nuestra vida, pero no nos ponemos de acuerdo. Nuestra ciencia ha avanzado mucho en varios campos, pero no logramos explicar con ella nuestra esencia, ya que nos hemos envanecido con el conocimiento creyendo que con enunciados y fórmulas se puede explicar las cosas del espíritu. En nuestra eterna búsqueda a tan trascendentes respuestas, hemos creado miles de religiones y sectas en todo el planeta, desde las más radicales y exóticas hasta las más modernas y libertinas; lideradas a veces por hombres tan intolerantes y fanáticos que han protagonizado derramamientos de sangre en nombre de sus dioses; pero esto no deslegitima la religión ni mucho menos la creencia en Dios. Religar significa reestablecer una relación, y una religión pretende religar con el Ser Supremo. Una auténtica relación con Dios nos permite entender que nuestro objetivo en la vida es crecer espiritualmente a efectos de las experiencias que día a día tenemos.
Nuestra verdadera esencia no es física, el cuerpo es sólo nuestra envoltura temporal, frágil y corruptible, con una apariencia que muchas veces ensalzamos con ingenuidad y soberbia; nos vestimos de vanidad tributándole halagos a quienes tienen fama o belleza, acumulando bienes y refugiándonos en fanatismos de diversa índole, hasta que despertamos y nos damos cuenta que dentro de aquellas unidades bio-orgánicas autónomas, lo que realmente somos es entidades espirituales pertenecientes a una unidad superior vinculada al Ser Supremo que llamamos Dios.
Cualquiera sea la idea que tengas del Ser Supremo, y tu forma de religar con él, si crees que eres un ente espiritual que sólo se manifiesta a través de un cuerpo con un cerebro, estarás en condiciones de darte cuenta que no estás aquí por nada, que no eres resultado de la casualidad ni de fenómenos bioquímicos simplemente; tu consciencia se elevará y entenderás que tu vida tiene un propósito, que cada experiencia de la vida va evolucionando tu espíritu hasta tu reintegro a una sociedad espiritual superior y perfecta.
El nuevo año traerá, con toda seguridad, todo tipo de experiencias y emociones que te harán reír y llorar, pues eso es la vida (salud por ese coctel); por ello, mi mejor deseo para ti, es que la próxima vuelta al Sol te encuentre más consciente de tu ser espiritual y más cerca de Dios.
William Sánchez Aveiga
Heterosexual, Casado, Monógamo y Cristiano
Respetuoso de las creencias ajenas, pero firme en las mías
williamsanchez@espoltel. net
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