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6/11/08

¿4-N?

La primera vez, que yo recuerdo, se uso un número seguido de una letra, que simbolizan respectivamente el día y el mes, fue durante las protestas de Seattle contra la Organización de Comercio.

Sin duda días memorables que pronto han de llegar al cine.

Después vendrían los avionazos del 11 de septiembre, que de paso hicieron olvidar a algunos el otro 11 de Septiembre cuando el hijo'eputa de Pinochet derrocó y traicionó al Presidente Allende, pero no estamos saliendo de la tangente...

El asesinato de Juan Camilo Mouriño, tiene varias interpretaciones, que ya se han venido barajando, las peores para el desgobierno de FElipe CALderón son la tesis del atentado por parte de algún cartel de narcotraficantes; la segunda sería la solución "Madrazo".

La Solución Madrazo se dio cuando Carlos Madrazo "murió" en un accidente aéreo en la década de 1960.

Pero decíamos, después del 11 de septiembre, los media se apropiaron de la nomenclatura de los manifestantes altermundistas y comenzaron a llamarlo 11-S, en 2002 cuando las bombas en Madrid los españoles inauguraron su tradición con el 11-M y este año entramos nosotros, bueno ya lo habíamos hecho durante las manifestaciones en Cancún, donde se inmoló el campesino sudcoreano Lee Kyung Hae, con el 15-S.

Sin embargo, ahora los media intentan hacer del martes 4 de noviembre un nuevo día a conmemorar y empiezan a llamarlo 4-N, lo cual se me hace completamente inapropiado, aunque, como decía ayer, y lo vuelvo a reiterar, la verdadera tragedia no es la descomposición del gobierno espurio, es la muerte de inocentes, y Juan Camilo, Vasconcelos y la mayoría de los viajeros del avión no lo eran, debido a la caída del avión y la explosión de los tanques de combustibles, que son los que provocaron el incendio que se mencionó en varios medios.

Como un homenaje póstumo a tan sombrío personaje, les dejo el tráiler de la Batalla de Seattle en doblaje al castellano:



Update:
Como la verdad estoy re güey para explicarme y no quiero meter la pata, mejor dejemos dos notas que se explican por sí solas. La primera es del Maestro Carlos Montemayor, la segunda parte de la cobertura que está realizando el Universal.

¿Atentado?

Carlos Montemayor

Por fortuna, el secretario de Comunicaciones y Transportes, Luis Téllez Kuenzler, no está al frente de ninguna oficina de comunicación social, porque su desempeño para el país sería más peligroso ahí que en las dos secretarías que ha ocupado. Su gran insistencia en que los ciudadanos mexicanos le creamos que la tragedia aérea ocurrida el pasado martes 4 de noviembre fue sólo un accidente despierta más sospechas que certidumbre. No es conveniente para el país y para el gabinete al que pertenece que esa versión oficial se presente con tanta insistencia e intolerancia. No es momento, no es prudente dirigirse así al país en un asunto de tal trascendencia.

No me propongo defender ni rechazar la posibilidad de que la tragedia del día 4 de noviembre pudiera considerarse un atentado. Sólo me propongo explicar que, a diferencia de la postura enfática de Luis Téllez, muchas acciones del gobierno federal indican que el gobierno parte de la hipótesis del atentado.

Primero, no fue la PGR ni la PFP ni la policía judicial del Estado quien ocupó las instalaciones del aeropuerto de San Luis Potosí al momento de conocerse la caída del Jet XC-VMC, sino el Ejército Mexicano. ¿Por qué una medida como ésta? Es lógico que con esta acción militar se buscaba conocer el movimiento de personal que pudiera haber tenido acceso a la aeronave durante el tiempo que estuvo en tierra. Es decir, la hipótesis de esta acción militar no parte de un accidente inesperado.

Segundo, el discurso del presidente Felipe Calderón leído en el hangar presidencial no hizo referencia a ningún accidente, lo cual hubiese allanado el camino al discurso oficial de Luis Téllez. Esa omisión en una persona como él, tan dado a apresurarse en sus conclusiones, sugiere que la información que se le entregó antes o durante su vuelo a la ciudad de México también contenía una opción más que la del solo accidente.

Tercero, Lorenzo Chim, corresponsal de La Jornada, informó que “a las 20:30 horas, llegaron efectivos militares vestidos de civil fuertemente armados” a la casa de Carlos Mouriño Terrazo, y que entre ellos había “elementos del Estado Mayor Presidencial”. La mansión de Juan Camilo, del barrio de San Román, y su rancho Villa Geli, en la zona suburbana de Imí, se encontraban vacíos, pero también contaban con vigilancia. Esto sugiere que el Ejército trató de anticiparse a algún posible “percance” que pudiera sufrir el hermano del secretario de Gobernación. Es decir, partían de una hipótesis diferente a la de sólo un lamentable accidente.

Cuarto, el Learjet 45 se encontraba en perfectas condiciones, según informó el 6 de noviembre Fabiola Martínez en La Jornada, pues “fue sometido recientemente a un mantenimiento integral en Estados Unidos para asegurar su correcta operación (…) La rigurosa revisión de la aeronave se inició a finales de julio de este año y fue entregado hasta los primeros días de octubre pasado (…) existen evidencias acerca de los cuidados extremos a que era sometido el Learjet como asunto de seguridad nacional, debido a que estaba asignado al responsable de la política interna del país.” En estas condiciones, hablar de “fallas mecánicas” es aventurado y requiere de un tratamiento más abierto y prudente por parte del secretario Luis Téllez.

Quinto, y vinculado con el punto anterior, el asunto debe centrarse, pues, en el tipo de accidente. Por ejemplo, una aeronave como ésta es capaz de volar con una sola turbina; no es un aparato que pueda desplomarse fácilmente, sobre todo si había sido sometido a un mantenimiento minucioso. La ruta de vuelo era la correcta y la velocidad de su acercamiento al aeropuerto para tomar la pista indicada por la torre de control también era correcta. En estas condiciones, ¿qué tipo de falla mecánica podría sugerirse como explicación plausible? O mejor, ¿qué inusitada falla mecánica podría explicarnos lo ocurrido?

El punto sexto se conecta con el anterior: ¿para aclarar una falla técnica, por muy compleja que sea, no es natural que el ciudadano mexicano considere excesivo el asesoramiento de expertos extranjeros? Tal asesoría sugiere que el gobierno federal parte de la idea de que el “accidente” puede ser más complejo de lo que afirma el secretario Téllez.

Séptimo, es riesgoso, por incompleto y sesgado, que el secretario Téllez proponga como demostración de que se trató de un accidente una hipótesis insuficiente: creer que el único tipo de sabotaje posible es el de una bomba que despedace la aeronave. Aquí está el punto más débil de la argumentación del secretario Téllez. Los sabotajes pueden prepararse de diversas maneras: por ejemplo, por un desajuste o desperfecto en los instrumentos de control de la aeronave. En este caso, las hipótesis también pueden ser diversas: desde un sabotaje “mecánico” hasta un sabotaje de tipo electrónico; en este último caso, el sabotaje pudo haberse consumado tecnológicamente desde un teléfono celular.

Es natural que, a diferencia del secretario Téllez, las autoridades del gobierno federal manejen otras hipótesis y requieran de expertos extranjeros. Un sabotaje de tipo electrónico requiere, evidentemente, para su aclaración y confirmación de la asesoría de expertos extranjeros como los que visitan nuestro país en estos momentos.

Se desintegró el avión
Las grabaciones sugieren falla del controlador aéreo

Carlos Loret de Mola y Aída Ulloa
El Universal
Viernes 07 de noviembre de 2008
politica@eluniversal.com.mx

Testigos civiles y militares describieron a las autoridades federales un accidente de pesadilla. El avión Lear Jet en el que viajaba el secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, cayó en línea recta en menos de 20 segundos a una velocidad que llegaba en su picada a 400 kilómetros por hora. Tocó tierra en la segunda sección del bosque de Chapultepec y comenzó a desintegrarse.

Los testigos dijeron a las autoridades que el cuerpo central de la nave siguió a trompicones por casi 100 metros hasta estrellarse contra una torre de oficinas. El avión se quebró en dos partes, dejó una de sus turbinas en la entrada del edificio y más de 80% del jet siguió su carrera final hasta detenerse hecho una bola de fuego 50 metros delante.

Las declaraciones de los testigos son el primer relato público sobre el accidente que trastornó a México. Investigadores nacionales, de Estados Unidos y de Gran Bretaña recuperaron las dos cajas negras del avión y aunque se encuentran muy averiadas se espera que antes de una semana empiece a fluir información técnica que permita saber con precisión qué sucedió el martes pasado.

Análisis de las grabaciones que registran la conversación del controlador de tránsito aéreo a cargo del servicio del Lear Jet revelan la inexistencia de una alerta de tráfico pesado en el espacio aéreo, con lo cual se pudo omitir información vital para garantizar un aterrizaje seguro.

La instrucción de reducir la velocidad al mínimo en su aproximación al aeropuerto por tráfico le habría permitido al piloto extremar precauciones en materia de la distancia a la cual debía de ir del avión que lo antecedía. “Se le tenía que haber dicho fuerte y claro, y esperar su confirmación”, dijeron consultores en aviación que analizaron la grabación, “pero eso nunca sucedió”.

“Fuera de eso”, añadieron, “la labor del controlador fue impecable”.

No obstante, en la grabación dada a conocer ayer por las autoridades se escucha que el mismo controlador informó a un avión de Aeromar que redujera la velocidad.

Ángel Iturbe, vocero del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo, dijo que el controlador sí pidió al piloto que disminuyera la velocidad pero no consideró necesario avisar expresamente del tráfico. La versión del por qué no lo hizo tendrá que esperar hasta que regrese del periodo de descanso que se le otorgó.

El Lear Jet en el cual fallecieron Mouriño, el ex subprocurador José Luis Santiago Vasconcelos y otras siete personas, entró al espacio aéreo capitalino cerca de las 18:30 horas, 30 minutos después del inicio de la hora de mayor tráfico aeronáutico.

Analistas insistieron en que una de las hipótesis del accidente es que viajaba a 2.8 millas de distancia, muy cerca, de un Boeing 767 de Mexicana procedente de Buenos Aires y la estela de su turbulencia pudo ser la probable causa. Autoridades de SCT refutaron la versión y dijeron que siempre se mantuvo a más de 4 millas de separación.

Un accidente similar ocurrió en noviembre de 2001. Un Airbus 320 con 246 pasajeros y nueve tripulantes se desplomó en Nueva York, tres minutos después de despegar. El A320 iba atrás de un Boeing 747. El piloto habría sobrerreaccionado a la estela de la turbulencia.

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