Por la madrugada los llantos de la bebé nos despertaron.
-- Otra vez esta llorando, me dice con sueño Marta.
-- Sí, le respondo con sueño.
Sé que no voy a volver a dormir hasta que la nena de al lado se duerma o por lo menos deje de berrear. No es la primera noche que pasa, sin embargo hoy es un día especial, temprano, por la mañana, decidimos subir a hablar con el patrón, sus explicaciones de que la crisis nos han pegado demasiado ya no son sostenibles, más cuando sabemos que su hermano se fue de viaje a China y que el otro está acumulando oro, como sí el fin del mundo en verdad estuviera cerca.
Entro al baño, otra vez hay agua en el piso, al parecer Marta olvido secar la fuga, otra vez. Con desgana, pero ante el galopante insomnio, me dispongo a levantarla, la jerga, remendada una y otra vez para mantener su unidad, absorbe con prontitud las manchas. Al menos no hay tanta como ayer en la mañana, parecía que el diluvio había regresado y lo hizo en mi baño...
Mi baño, esa idea me trae de vuelta a la realidad, ayer habló la licenciada, tenemos menos de 15 días para empacar, pues es seguro que para mediados de junio tengamos que entregar las llaves. Más de 7 años se van al caño con las firmas de mis padres sobre el documento de dación.
Para julio el cielo que cubra mi cabeza no será el mismo, a pesar de que ni siquiera nos iremos a 20 kilómetros de distancia, pero es la nostalgia adelantada la que me invade.
Al menos ya estoy terminando de levantar el agua, de pronto caigo en la cuenta de que la niña ha dejado de llorar, mientras termino de secar las últimas gotas me siento al WC, en eso recuerdo, he dejado el libro a un lado de la cama, maldita sea, anoche estuve a punto de terminarlo, bueno, quizá durante el viaje a la oficina pueda ponerle punto final.
Estiro la mano para agarrar el papel. ¡Mierda! Exclamo con fuerza, el papel se terminó anoche y olvide subir el repuesto, en eso oigo ruido desde la alcoba, es la alarma, hora de levantarme y meterme a bañar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario