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3/5/12

Erebos

Hace unos días encontré mi ejemplar de Erebos, y como es mi costumbre, empecé a leerlo aún sin haber terminado de leer El Doctor Ox de Julio Verne, éste en una edición de Porrua.
¿Qué les puedo decir de Erebos?
Se trata de un libro grande, más de 400 páginas, que se va como el agua, la primera vez que lo leí me tardé menos de 24 horas en leerlo, obvio, no de corrido, pues hice pausas para comer y dormir, pero no fueron más de tres días lo que tardé en chutarmelo.
La historia es sencilla, a Nick Dunmore le regalan un DVD en su escuela, una chica que siente algo por él, con el videojuego. Al instalarlo en la computadora de su casa, empieza a darse cuenta de que este no es un juego normal, tiene, eso sí, gráficos hiperrealistas, pero también una IA bastante avanzada que pronto hace parecer a Siri un reflejo mediocre y paliducho. En realidad, ahora que lo pienso mejor es como comparar a HAL-9000 con el ya mencionado asistente de Apple.
Sin embargo, por ser una novela de corte juvenil, para adolescentes vaya, toca temas de moda, aunque algunos, como el bullying, de manera tangencial. También nos recuerda que estamos en el siglo XXI, con sus migraciones, su tecnología y, sobre todo, el omnipresente Internet.
Sin duda está obra no podría ser calificada como maestra por los críticos más o, incluso, por los menos rigurosos, pero su lenguaje es sencillo, no se mete en problemas técnicos o científicos y tampoco en problemas raciales, pues tanto Jamie como Colin son afrolondinenses (¿está bien dicho?), Aisha (yo tengo una amiga llamada así) que es paquistaní y Rashid, el hombre lobo Nurax, que es árabe. Tampoco es un tour de force como "El Corazón de las Tinieblas" de Conrad o siquiera una novelización de corte Indiana Jones. Pero, eso sí, refleja con bastante autenticidad lo que un juego de rol en computadora debiera ser y, a pesar de haberse convertido en lo que Erebos es, dan ganas de entrar a él para pasar un rato de distracción de este mundanal ruido de la ciudad, aunque se pierda el contacto con la realidad, la libertad y el modo de vida americano, creo que esto último no venía al caso, por el honor de entrar al Círculo Privilegiado.
En resumen, me agrado como para acompañarlo con unas buenas palomitas.

Fuente http://image.casadellibro.com

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